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Sólo una noche más, en la que las sombras me acechen desde las esquinas, y los murmullos del día a día me susurren al oído como fantasmas malintencionados que buscan mi desesperación.

Sólo unas horas, en las que no estarás conmigo, para después sentir que el corazón se desborda al despertar con el roce del metal en la cerradura, y tus pasos tranquilos en el silencio de la mañana.

No es fácil entender cómo aún formando parte de mi cuerpo, la necesidad de tenerte conmigo es tan grande que caigo exahusta tras las últimas horas veladas del día en las que mi alma se desboca por tu recuerdo. Es tan adecuado saber que una parte de ti ahora está siempre conmigo, y que los invisibles hilos del destino son los que nos han unido.

Yo, tú, él, un sólo latido.

Sueño con el mañana, en el que las risas sean lo único que resuene en nuestra memoria, como ayer, como hoy, como siempre, eternamente, mientras mis ojos se encuentran con los tuyos y la curva de tus labios me lo dice todo.

Sueño con el presente, con que sea perpetuo, con que lo efímero del momento se conserve hasta el futuro, con que cada una de las promesas que en silencio compartimos, no caigan en el olvido.

Es fácil compartir tu vida cuando tú eres mi vida, y cuando faltan las palabras para lograr expresar siquiera un ápice de lo que siento. Es tan sencilla la certeza de que no hay final para esto, y que cada día es un nuevo comienzo.

Yo, tú, él… un mismo sentimiento.

One Comment

  1. Impresionante, guapa.
    Sigue así que nos dejas sin palabras.

    Espero que todo te vaya bien.
    Besitos


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